Su dulzura natural se combina con una veta de acidez, otorgándole un gran equilibrio entre sol y tierra.

Si un vino es capaz de unir tierra y cielo significa que ha logrado su propósito. La profundidad y la elegancia de este passito dejan aflorar una nota seductora, una dulzura que atrae, cercana a la calidez de un abrazo.

En la cata aparecen aromas a ciruelas y frutas tanto rojas como negras, acompañadas de notas balsámicas que recuerdan a la vegetación mediterránea y la presencia del mar.

Para obtener el passito frappato, se corta la rama y se deja secar la uva en la vid. La fermentación se realiza en pequeños recipientes abiertos con bazuqueos diarios. La vendimia tardía comienza alrededor de la tercera década de octubre.

La capacidad de envejecimiento alcanza los cinco años.

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